En definitiva si no conocemos lo que Dios dice en su palabra acerca de quiénes somos, la realidad de nuestro corazón y nuestra necesidad, no tendremos estándares correctos para evaluarnos y cambiar. Sólo nuestro creador puede dar un análisis objetivo y necesitamos desesperadamente de su consejo para saber cuál es el remedio que necesitamos para nuestro crecimiento. Hoy en día muchas personas suelen abrazar ideologías, terapias, esfuerzos de voluntad para cambiar y no alcanzan sus propósitos porque ignoran el diagnóstico bíblico del estado del corazón y el consejo de Dios quién lo creó.
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