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Cuando nos enfrentamos a las personas, debemos recordarles su identidad en Cristo (2 Pedro 1:3-9; 1 Juan 3:1-3). Debemos recordarles la promesa del perdón de Dios (1 Juan 1:5-10) y el increíble don del Espíritu Santo que mora en nosotros y que nos da fuerza para obedecer (Efesios 3:20). Estas verdades dan a los creyentes el valor para examinar sus corazones, confesar su pecado y regresar a Cristo. Si hablamos como agentes de arrepentimiento, ¿por qué no basta con venir armados con la ley, sino que hay que venir armados también con las promesas del evangelio?
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Porque la ley sin amor es letra muerta. Las promesas de Dios nos llevan a reconocer el amor de Dios y Su misericordia y nuestra necesidad absoluta de Jesucristo como nuestro Redentor. La ley o religiosidad es como un címbalo que resuena y hace ruido nada más. Las promesas del Señor nos permiten ver que Su Palabra es viva y verdadera y nos ayuda a caminar en Sus pasos para ser redimidos.
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Andrea tienes razón en mostrar las promesas, la gracia y el amor de Dios primero. Las Cuatro Leyes Espirituales están diseñadas en el mismo sentido. Dios es Amor y me ama y del agradecimiento surgirá un arrepentimiento que me lleva a la transformación.
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Junior, gracias por tu comentario. También, me hace pensar que no solo nos arrepentimos por agradecimiento sino porque por el Espíritu Santo reconocemos la incapacidad de ser lo que el Señor planeó para nosotros pero, también la confianza de que Cristo sí cumplió perfectamente la ley, para que por fe seamos justificados.
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Querida Andreita,
Que lindo leerte. Me anima mucho tu comentario, en lo personal no se que seria de mi sino me aferraría a las promesas del evangelio, a hacerlas mias, a confiar en estas verdades que me ayudan a examinar mi corazón cada día, a despojarme de lo malo y volverme a Cristo para que mi yo mengue y El crezca. La ley es verdad, es santa, si, pero también necesito de la gracia que me ofrece el Señor para seguir el camino de mi transformación y así también poder ser un instrumento en Sus manos para Su gloria.
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Porque la ley sólo condena, acusa, hace que la persona vea lo peor en ella; pero si le mostramos el evangelio con amor, Su gracia y verdad, tocará su corazón llevándolo a examinarse a sí mismo, a confesar su pecado para aceptar por fe el perdón de Dios y volverse a Él.
Pablo, en su carta a los Romanos, nos recuerda que es la bondad de Dios la que nos lleva al arrepentimiento; nuestro amor a Cristo nos hará vivir para Él, no para nuestro egoísmo humano, las promesas del Evangelio nos guían a la luz de la verdad por medio del perdón que Dios nos brinda a través de Su Hijo Jesucristo, que es nuestro Consejero por excelencia.
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Querida Blanquita,
Un gusto saludarte y leerte en este espacio. Gracias por tu comentario a esta pregunta. Creo estar de acuerdo con que la ley condena o acusa, si se la separara de las promesas del evangelio; pero eso no sería posible porque entonces no habría promesa, se habría anulado la gracia, promovido el orgullo y eliminado la piedra de tropiezo de la cruz. (Gálatas 3:15-18).
No es mi intención que me malinterpretes mi comentario en el foro, pero quisiera saber si al referirte que al presentar el evangelio a una persona con amor, gracia y verdad, estas tratando de englobar las promesas del evangelio sin separarlas (las promesas) de la ley? Gracias por esta aclaración.
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Porque al llegar solo con la Ley, hablamos y condenamos los actos de la persona y no nos permite ver que debemos actuar con misericordia ya que solo se condena y no se da la oportunidad de realizar un cambio en base al amor de Dios; es como parecernos a los Fariseos conocedores de la ley y no recordamos de dónde nos sacó Dios para aplicar la misericordia, es por eso que tenemos que estar armados con las promesas del evangelio, porque la obra redentora de Cristo quita la condena que teníamos a causa del pecado, ya que Él pagó el precio en la Cruz con Su sangre. Todos debemos llegar a la conclusión diaria que necesitamos el poder del Espíritu Santo quien nos revela nuestros pecados y nos guía al arrepentimiento
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La ley por sí sola es legalismo, para llevar una persona a los pies de Cristo y llegue en un arrepentimiento genuino también debo de hablar de la Gracia de Dios, siendo sincero y hablando de mis propias debilidades pero que dirijan la mirada hacia Cristo, su trabajo de redención y la promesa de la vida futura con Cristo. Las promesas futuras son los pilares de nuestra fe.
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Lo que las personas necesitan no es recibir una lista de todo lo que no cumplieron u obedecieron conforme a la ley, porque quizá ellos no lo perciben así, entonces es necesario ayudarlos y ayudarnos a ver lo que no vemos para poder confesarlo. Ahí la Palabra es la que nos guía a que podamos ver y reconocer lo que hay en nuestros corazones, mirándonos en su espejo. Sólo así se producirá un verdadero arrepentimiento y cambio.
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Como todos sabemos la ley de Dios es santa, justa, y buena. La ley nos enseña la obediencia que viene de la fe y esta misma no anula en absoluto las promesas del evangelio, al contrario las ratifica, y las fortalece en nosotros. No los podemos separar, es lo que como hijos de Dios rescatados hemos vivido y lo que queremos comunicar de la mejor manera posible a otros.
Mediante la ley podemos ver nuestro pecado, las personas ven su pecado; pero el tener y comprender las promesas del evangelio son las que nos animan a salir de las tinieblas a luz verdadera. El pecado produce culpa, vergüenza, y temor, pero solo el amor perfecto del Señor y su gracia salvadora echa todo esto fuera. Y qué maravilloso es creer y ver que Cristo no solo vino para perdonar nuestros pecados, sino también para liberarnos de ellos.
Aferrarnos a estas promesas del perdón, de la liberación, de la fortaleza, de la reconciliación, de la restauración, de la misericordia, de la sabiduría, por sólo nombrar algunas de ellas; son las que nos ayudan en las situaciones más difíciles, en las relaciones más tensas, y es que no tenemos que luchar solos ni confiar en nuestras habilidades personales. Estamos en Cristo, y en Él podemos hacer lo que de otro modo nos sería imposible.
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Muy de acuerdo con Luz Marina, la ley de Dios es buena agradable y perfecta, diseñada con amor para nuestro bienestar personal y comunitario. el mismo Señor Jesucristo dijo en Mateo 5;17-37 “No he venido a abolir la Ley y los profetas, no he venido a abolir, sino a dar plenitud”. El Legalismo es la mala interpretación de cómo aplicar la Ley de Dios, sin misericordia ni amor. por ello Cristo les decía a los fariseos que eran así, jueces de otros y ellos mismos con su actitud de sentencia y condenación no acercaban a la gente al arrepentimiento sincero delante de Dios, eran hipócritas.
Nuestra actitud como consejeros es ser misericordiosos y hablar con la verdad de la Palabra de Dios, sazonada con mucho Amor y Justicia.
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Necesitamos de la palabra de Dios porque es la que nos da luz y direccion a nuestra vida, El Senor nos ha dejado muchas promesas que debemos atesorarlas en nuestro corazon para cuando venga la prueba estemos equipadas recibiendo la fortaleza y la paz al oir la misma voz de Dios . La ley es importante tambien porque nos revela la santidad de Dios es el unico que la puede cumplir, nosotros tenemos su gracia derramada y no somos esclavos ya de la ley sino libres en Cristo.
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No podemos vivir la vida que Dios ha planeado para nosotros por nuestras propias fuerzas. La ley nos muestra lo incapaz que somos de vivir para Dios y ser lo que deberíamos ser. Por eso, necesitamos el Evangelio de Cristo que son las buenas noticias de salvación. Las promesas del Evangelio nos traen al día a día lo que Cristo ya ha ganado para que nosotros podamos experimentar la salvación en todos los aspectos de nuestras vidas. La ley no transforma los corazones, muestra la necesidad del Salvador y el Evangelio es el que transforma los corazones de piedra a través del Espiirtú Santo.
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La Ley nos permite tener una guia y los limites que nos permiten evira dolores en la vida, ademas de eso es importate tomar en cuenta las promesas que nuestro Dios ha provisto en la Biblia para mostrarnos su amor, en cierto que transgredir la ley es pecado, pero aun eso no nos quita el favor que tenemos de parte de Dios, el peado no nos invalida delante de Dios
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En la palabra del Señor que está la Ley del Señor nos permite identificar y ser guiados a la Luz de lo que nuestro Dios anhela y ha puesto para guiarnos y ser obedientes ante ella, y a través de ella poder vivir nuestra vida a plenitud, y es muy importante llevar a la confrontación la Ley y también también que podamos ver las promesas que tenemos en Su Palabra cuando hacemos lo que El nos pide, esto es muy importante para tener en la confrontación que es la verdad en amor, mostrar la gracia del Señor a través de Su Palabra
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Estoy de acuerdo Marthy con tu comentario, es muy necesario ayudar y ayudarnos a través de la palabra a ver el pecado para poder reconocer y confesar ante el Señor, y así nuestro Dios producirá un cambio verdadero.
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Debemos estar revestidos de la armadura de Dios (Efesios 6), ceñidos con la Verdad de la Palabra y a la vez con el calzado del Evangelio de la Paz, en esencia con la actitud de Amor y misericordia, ayudando a las personas que frente al espejo del carácter de Jesucristo, revelado en su Palabra sean autoconfrontados y tomen pasos de acción.
En oración pidiendo Sabiduría de lo alto, logremos equilibrar con Gracia y Verdad (Proverbios 16:6) para que se cumpla la misión de Dios usando nuestras vidas como Agentes de paz, Embajadores de su Reino, llamados al ministerio de la reconciliación (2 Cor 5:17, Rom 5:10).
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Porque la ley condena, las personas necesitan ver a un Dios que estará con ellos a pesar de todo sin importar las circunstancias nunca nos abandonará, es por ello que debemos pedir sabiduría a Dios para que las palabras que salgan de nuestra boca no sean de acusación o condenación, sino palabras de paz y consolación de parte de Dios para ellos.
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En el contexto del relacionamiento como un punto critico en el Ministerio , creo que no podemos dejar de lado la ley que seria la verdad , pero no debemos descuidar la gracia que es lo nos conecta y nos permite sensibilizar los corazones para ser expuestos a la verdad de Dios. Por eso el sentirese amado hace que la resistencia a confesar sea menor
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Si llegamos solo con la ley, estamos expuestos a lastimar a aquellos que estamos condenando, pues no estamos actuando de la manera en la que Cristo actúa en nuestras vidas. Es neecsario armarnos con las promesas del evangelio porque las personas necesitan poner sus ojos en Cristo, no en una solución momentánea.
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Estoy de acuerdo contigo Cristina, si solo venimos armados con la ley estamos pensando simplemente en leerle una cartilla a aquellos que con desesperación están buscando ser redimidos. Solo las promesas del evangelio traerán una solución que perdurara y transformara el corazón de las personas a medida que creen en estas promesas de perdón a través de nuestro Señor Jesucristo, y de su ayuda en nosotros a través del Espíritu Santo.
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En cuanto a la pregunta ¿por qué no basta con venir armados con la ley, sino que hay que venir armados también con las promesas del evangelio? pienso que es muy importante que yo pueda experimentar las promesas del evangelio para ayudar a otros. Me gustó mucho la frase del autor: “los pecadores ministran a los pecadores con la ayuda de Dios” y creo que estar armada con las promesas del evangelio empieza por mi propio corazón. Me hizo meditar mucho todo esto en cuanto a quien soy en Cristo y las hermosas promesas que he recibido al creer en El. Anhelo con todo mi corazón poder ser ese instrumento que primero es transformado por su inmerecida gracia y por las promesas de perdón y ayuda que vienen de estar en Cristo, para ayudar a que otros también puedan experimentar esa transformación en Él.
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La ley de Dios se resume en el amor, fue dada para nuestro bien. A través de la Ley somos desafiados a obedecer, a guardar los mandamientos, nos da dirección aunque no justificación. La ley nos muestra cómo deberíamos vivir y actuar, pero aunque no podemos cumplirla porque somos pecadores, eso no quiere decir que debamos descartarla de nuestras vidas. Los reformadores resumieton que: “La Ley nos lleva a Cristo para ser salvos y Cristo nos lleva a la Ley para ser santificados”.
Las promesas de Dios son esos maravillosos regalos que nos permiten experimentar el amor, seguridad, misericordia en Él y nos muestran nuestra necesidad de Dios, pero a la vez podemos confiar en que son reales y las obtendremos por la fe. Me encanta lo que dice el escritor, “el Evangelio es la magnífica promesa de Dios de perdón en Cristo”. Necesitamos que la gente pueda centrarse en Cristo.
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Como Waleska anhelo poder ser ese instrumento que primero es transformado por su inmerecida gracia y por las promesas de perdón y ayuda que vienen de estar en Cristo, para ayudar a que otros también puedan experimentar esa transformación en Él y confiar en las promesas del Señor que son en el sí y el amén.
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Una de las razones es que la gracia nos permite ver el perdón incondicional sobre el cual vamos a fundamentar nuestra vida y nuestro actuar acorde al cambio que el evangelio hace hace en cada ser humanos, este cambio en cuanto a la perspectiva sobre la seriedad con el que Dios trata el pecado, y no conforme a una perspectiva de ser perdonado siempre y que puedo confesar con la certeza del perdón todo el tiempo, sino con la certeza de la gravedad que esto significa para Dios y nuestro alejamiento de ese comportamiento.
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Si hablamos como agentes de arrepentimiento, ¿por qué no basta con venir armados con la ley, sino que hay que venir armados también con las promesas del evangelio?
La ley es buena y nos pone en evidencia el pecado. pero seguiríamos siendo torturados sin remedio, en cambio el evangelio y sus proesas son buenas noticias cuando nos arrepentimos siempre actual y siempre vigentes. y añado tambien el evangelio nos ayuda a crecer y no quedarnos en esta etapa de arrepentido perdonado sino de arrepentido en maduración hasta la estatura de Cristo
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Estoy convencida que nuestro Dios nos ha dejado el manual que es la Biblia y allí tenemos tanto la Ley como las Promesas
Cuando venimos a las personas solamente con la Ley ellos se sentirán acusados y juzgados y su vida será oprimida porque nos verán como personas que hemos llega a sus vidas no para ayudarles sino para decirles que son pecadores.
Cuando venimos a ellos con las promesas del evangelio les damos la esperanza, confianza y desafíos para seguir adelante ya que ellos pueden ser levantados con las promesas que el Señor tiene para cada persona y caminar de la mano de Jesús.
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Porque la ley juzga y condena sin esperanza, pero el evangelio es esperanza de vida en cristo quien desecho el pecado en una cruz entregando todo por amor para justificarnos delante de la santidad de Dios y permitirnos ser aceptados en la familia de Dios. esto en si me anima en lo personal porque me permite cada momento de mi vida recordar la obra de Cristo por mi al perdonarme y aceptarme con todas las equivocaciones y errores que he cometido y sigo cometiendo pero con la certeza que la obra del señor por las promesas del evangelio estan en proceso por el poder de su amor .
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La ley por sí solo es Legalismo. Al confrontar a alguien es necesario que también hablemos del evangelio de Dios, reconocer nuestra identidad como Cristianos e hijos de Dios, hablar del sacrificio de Jesús en la cruz por amor a mi y a todos los seres humanos, la esperanza de la vida eterner y la verdad de que Jesús ha pagado por todos mis pecados, Jesús ha vencido a la muerte, el pecado y al enemigo en la cruz y podemos apropiarnos por medio del poder del Espíritu Santo del poder de Dios para ver victoria en nuestra vida.
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